Elijo lo humano
Internet está jodido. Nosotras también. Estamos reduciendo la tierra a cenizas y la IA está hasta en la puta sopa. Que paren el carro, que me bajo.
11/6/25 | Álvaro Palma | Actualizado el 3/7/25
Esta es realmente una segunda versión de este artículo que no tiene absolutamente nada que ver con la primera. Gracias, Sergio, por tu cariño y tus consejos.
El artículo original empezaba así:
Sabes, yo antes era traductor.
Y creo que esa apertura sigue siendo relevante para esta segunda versión. Lo que mejor define mi postura ante la IA es que yo antes era traductor.
Se desprende de ello que mi postura se basa en una experiencia personal y colectiva de un sector concreto. Adelanto que no es nada positiva. Déjame que me explique.
El impacto de la IA en la traducción
Empecé la carrera de traducción en el 2013. Tenía yo aún 17 años y estaba que me quería comer el mundo. Soñaba con viajar, con aprender idiomas, con traducir poesía, teatro, novela.
No tardé mucho en escuchar el primer comentario, de una profesora además (que ya me dirás, manda cojones): "El sector de la traducción está jodido. Hace falta aprender idiomas nicho y meterse de lleno en la posedición".
Sin entrar mucho al trapo, el proceso de posedición se puede resumir en: La máquina hace, la persona corrige. Por aquel entonces, la "máquina" más potente que teníamos era el dichoso Google Translate. No mucho más tarde empezaríamos a oír el binomio "inteligencia artificial", especialmente referido a DeepL.
En cierto modo, estudié, trabajé y me (des)ilusioné mientras la proto-IA hacía lo suyo. Pero bueno, yo era feliz con mis idiomas no-nicho y traducciones de artículos de periódico y poesía.
Por supuesto, yo también pasé por el aro de la posedición. A nivel académico y profesional.
Es una sensación algo rara de definir. Por un lado, teníamos ya por aquel entonces el hecho de que en efecto éramos más productivos. Pero también se notaba quién había hecho una posedición y quién había traducido con inteligencia puramente humana (para bien y para mal). Además; y creo que esta posiblemente sea la clave para entender la línea argumental de este escrito, me gustaba mucho traducir; y la IA se lo estaba cargando.
De repente, la posedición se estaba convirtiendo cada vez más en el estándar. Supongo que es parte del sueño capitalista a fin de cuentas: produce más, más rápido y más barato. Es bueno, ¿no?
Pero, ¿bueno para quién?
La desvirtuación del trabajo humano
Como podrás imaginar, uno de los gotchas de la posedición es que, como empresa, te sale más barato; pero a costa de pagar menos.
Por un lado, es cierto que los textos que produce la IA son cada vez mejores; pero, por otro, no termina de dar la talla. La promesa era que podríamos hacer lo mismo, con la misma calidad y en menos tiempo; y que por tanto estaba justificado pagar este tipo de encargos a mucho menos de lo que se paga el trabajo humano o manual.
Pero, lo dicho, no termina de dar la talla.
Esto nos abre una bifurcación en las prácticas de mercado que, aunque discurran por separado, parten del mismo problema.
1. Te exijo que la calidad sea la misma que la de un texto humano
Creo que sobran las explicaciones. Este tipo de encargos siempre son una ruleta rusa. Es posible que tengas un texto muy bueno y que tengas que cambiar muy poco; pero también hay veces (las que más) que tienes que rehacerlo prácticamente entero. Si bien es cierto que hay algunas empresas y agencias que aún tienen escrúpulos y están dispuestas a reajustar las tarifas, hay otras (de nuevo, las que más) que si no se lo haces tú por la tarifa pactada ya habrá otra persona que lo haga.
Estas agencias son el cáncer del sector. Pero claro, la culpa no es intrínsecamente de la IA, sino del capitalismo y la globalización. Es más, hay quien podría argumentar que no nos queda mucho para ver cómo el porcentaje de casos se invierte; y que cada vez será más raro que el ser humano tenga que modificar el texto final.
Si me preguntas a mí, te diré que si llegamos a ese punto, antes nos quedaremos sin poseditoras que ver cómo realmente se cumple la promesa de "trabaja menos, gana más". Para las empresas sí será así, pero no para las traductoras.
2. Es una mierda, pero se entiende. Es suficiente.
Aquí me vas a tener que coger del brazo si no quieres que me bata en duelo con alguien.
De algún modo, parece que nos estamos acostumbrando cada vez más a que las cosas sean mediocres. Que las calidades de construcción sean cada vez peores, que los dispositivos electrónicos tengan una vida útil muy corta, que el software cada vez requiera más y más recursos para funcionar.
Que los textos, mientras se entiendan, son suficientes.
Seguro que te ha pasado más de una vez. Estás leyendo algo en español y no termina de sonar bien. Construcciones gramaticales que en otros idiomas sí tienen sentido pero que en español no. Mensajes que, aunque cumplen una función, te sacan por completo de tu contexto lingüístico-cultural.
Pero, de algún modo, nos hemos acostumbrado. Y las empresas lo saben y, a algunas, les da igual. Aquí vemos el caso con el que cerraba el punto anterior: muchas veces pasan de contratar siquiera a una persona que haga la posedición. Como el texto que genera es suficientemente bueno "para lo que estamos acostumbrados", vamos p'alante.
Lo peor es que esto mismo lo he visto en grupos de investigación de la universidad. La traducción (humana) no es una prioridad. Muchas veces deciden hacer las cosas directamente en inglés o, de traducirlas, se las piden a una IA y no pasa por manos humanas en ningún momento.
O por ejemplo, me viene también a la cabeza web.dev, que por defecto decide traducirte con Gemini el contenido. Obviamente, sin posedición de por medio. Indudablemente esto hace que el contenido llegue más rápido y a más público, pero a qué precio. A veces he hecho el esfuerzo de leer la traducción y no he tardado más de un párrafo en cambiar a la versión en inglés. Personalmente, creo que nos merecemos contenido (y traducciones) de calidad; y que no nos deberíamos conformar con cualquier cosa.
Porque claro, conformarse con cualquier cosa también entraña sus riesgos. Si nos conformamos con que los aparatos electrónicos se rompan en nada y no se puedan reparar, esto mismo seguirán haciendo las empresas, a costa de nuestros bolsillos y de la salud del planeta. Si nos conformamos con que el software requiera cada vez más recursos, este tipo de software seguirán construyendo, a costa de que cada vez necesitemos equipos más potentes. Si nos conformamos con que el contenido tenga cada vez menos calidad, este mismo contenido se seguirá produciento, porque es más barato y requiere menos esfuerzo.
Indudablemente, este punto debería paliarse también conforme continúen los avances de la IA. Pero claro, esto me lleva a preguntarme: ¿Mejorará realmente la IA?
No podemos escapar de la IA
Pero no únicamente en lo referente a las prácticas profesionales, sino también en el contenido que se ve por ahí. Vemos código escrito por IA (claramente), contenido generado por IA en redes sociales y artículos, resúmenes hechos por IA en los propios motores de búsqueda que bien haríamos en revisar con lupa (pero que seamos sinceros, no mucha gente hace).
La IA se inventa cosas o alucina, como se suele decir. Cada vez está siendo más difícil encontrar espacios en los que no esté. Incluso para la propia IA también es difícil no encontrarse a sí misma. Poco a poco, internet se está convirtiendo en un terreno de bazofia en el que necesitamos ser expertos para poder discernir qué es cierto y qué es falso. En cierto modo, siento que el tiempo que te ahorra la IA para algo que desconoces, es menor que el que luego tienes que pasar contrastando información (porque la contrastas y no te fías de lo que te diga la IA sin más... ¿Verdad?).
Mi reflexión última es que la IA no es intrínsecamente mala. Lo malo es lo que rodea a la IA.
Todo lo malo que le podamos achacar, a priori, es temporal y deberían mejorar conforme sigamos perfeccionando la tecnología y sus aspectos legales. Por nombrar algunas: el tremendo impacto medioambiental, el nulo respeto por la propiedad intelectual, la contribución a la desinformación, el favorecimiento del contenido de peor calidad...
Lo que sí que no creo que vaya a cambiar es el capitalismo. Eso es lo realmente malo de la IA.
Si se jodió la traducción y se jodió el planeta, no fue por culpa de la IA, sino por culpa de las empresas. Por culpa de las expectativas. Por culpa de querer producir más, en menos tiempo y por menos dinero.
El crecimiento de la IA en tanto que medio de producción nos pone en una situación peligrosa. Poco a poco nos están metiendo más IA por todos lados. Estamos creando una mayor dependencia de la IA, mientras que aún queda muchísimo para que la IA llegue a un impacto social y medioambiental neutro; y, de llegar a ese punto, todavía nos queda la carrera de ratas de ver quién es la última persona con un trabajo digno y gratificante.
La IA y la programación
Sabes, yo antes era traductor. Y me gustaba mucho ser traductor.
Me gustaba el reto de enfrentarme a una traducción. Me gustaban los malabares mentales para despegarme de un texto con el fin de hacerlo sonar más español. Me gustaba la satisfacción de haber completado algo, a veces tan complejo; y de haber producido algo de lo que estaba orgulloso. Y encima me pagaban (malamente) por ello.
Sentía que crecía profesionalmente, cómo se me expandía la mente, cómo aprendía. Ya que tenía que estar ocho horas al día con ello, al menos que me aportase algo.
Pero qué curioso. Con la posedición no era así. Producía más y muchas veces sudaba de la calidad porque no me pagaban lo suficiente. Pero el número de horas no bajaba. Todo lo contrario, se presuponía de mí que iba a producir más porque seguía trabajando el mismo tiempo.
Un trabajo cada vez peor pagado y cada vez más alienante.
Ahora soy programador; y sufro la desdicha de que me gusta mucho programar. Todo lo que he mencionado sobre lo que me gustaba de la traducción es totalmente aplicable a la programación (aunque menos romántico, lo reconozco).
Y estoy viendo cómo en este y muchos otros sectores estamos tomando el mismo rumbo que me alejó de la traducción.
No sé en tu empresa, pero en la mía ya están hablando de usar herramientas para programar con IA. "Que no, que esto no significa que tengáis que ser más productivos, no os preocupéis... Pero hombre, yo entiendo que aunque sea un poco aumentará la productividad".
Ya estamos. Otra vez la burra al trigo. Sube nuestra productividad y las horas no bajan.
Me pregunto cuánto tardarán en mi empresa o en la tuya en pedirnos explicaciones sobre por qué no estamos produciendo más. Cuánto tardaremos en aceptar que no nos renta revisar lo que produzca la IA porque no avanzamos lo rápido que se nos presupone.
No es que quiera pecar yo de ludista. Reconozco que los avances tecnológicos ayudan. Hoy en día me gano la vida programando en un monolito majestuoso con tecnologías de hace diez años; y extraño el intellisense, extraño el tipado, extraño los avances en la plataforma web... Todo es más difícil así; y cuando programo mis mierdas personales no me siento menos realizado por disponer de todos esos avances.
Pero, por todo lo expuesto, elijo lo humano
Hasta que la IA no sea una tecnología justa, elijo lo humano. Hasta que de verdad la IA sea capaz de cumplir la utopía de abolir el trabajo, elijo lo humano.
Igual que salí escarmentado de la traducción, también echo la vista atrás hoy en día para fijarme en cómo lo hacen. Cómo logran subsistir ante este caos que crece cada día más.
Desafortunadamente, cada tanto se escucha cómo otra persona abandona el mercado. Pero quienes resisten, dejan patente una cosa: lo importante, es lo humano. No únicamente traducir con inteligencia humana siempre que sea posible, sino tratarse mutuamente con respeto. Crear redes de apoyo mutuo y comunidades. Priorizar tener una relación profesional sana. Dignificar sus prácticas profesionales y saber decir no cuando no se sienten respetadas.
Este es el objetivo de estas y todas las otras líneas que encontrarás en mi jardín digital. Quiero crear comunidad humana. Quiero que todas disfrutemos de la programación desde el respeto y el cariño por la dignidad humana.
En ocasiones, lo haremos mejor que la IA. En ocasiones, lo haremos peor; pero lo más importante es: crezcamos y aprendamos juntas. No dejemos que el capitalismo nos joda la experiencia. Luchemos contra las malas prácticas de las empresas y creemos una red de apoyo mutuo.
Compartamos nuestros conocimientos, nuestras experiencias y nuestros consejos. Reinventemos la rueda. Pasémoslo bien. Dejemos de centrarnos tanto en la productividad y volvámonos locas.
Yo antes era traductor. Ahora soy programador y me gusta mucho programar. Si a ti también, bienvenida. Vamos a llevarnos bien :)